miércoles, 11 de marzo de 2009

ÁREAS HISTÓRICAS

AREAS HISTORICAS
Toda Área Histórica posee testimonios culturales o artísticos de su época o momento histórico determinado.

El patrimonio arquitectónico de las Áreas Históricas está indisolublemente unido al valor social de la población que los habita y, por ende, la acción sobre el conjunto no debe atender solamente los aspectos físicos.

La áreas históricas están insertas en áreas geográficas mayores, y sus problemas no pueden resolverse prescindiendo, a priori, de esa relación.

De esta relación entre área histórica y área geográfica surgen, precisamente, problemas vitales como: la expansión urbana; los usos del suelo y la transformación inconveniente de las funciones de los espacios abiertos; la congestión en las vías de circulación; la generación de problemas ambientales y la destrucción del paisaje natural; la concentración de problemas de empleo y de abastecimiento; la declinación de la calidad de los servicios, incluida la vivienda; la destrucción del tejido urbano; y la expulsión de los habitantes.


En definitiva: EL DETERIORO DE LA CALIDAD DE VIDA Y LA PERDIDA DE LOS VALORES CULTURALES ESENCIALES.


La acción sobre las áreas históricas requiere, por lo tanto, un esfuerzo integral y multidisciplinario que, a partir de esta visión compleja de problemas, sea capaz de refuncionalizarlos y preservarlos.



LIMITES DE LAS AREAS HISTORICAS


Uno de los temas críticos para definir la acción sobre las áreas históricas se relaciona con sus límites físicos y la forma de precisarlos.

Generalmente se ha tomado como válido, para delimitar las áreas históricas, el criterio de definir un espacio físico relativamente homogéneo o determinar un perímetro dentro del cual se encuentre una concentración de edificios construidos durante los períodos históricos, arquitectónicamente relevantes.

Los límites suelen ser calles o avenidas de tránsito rápido, los accidentes topográficos pronunciados, las huellas de antiguas murallas destruidas o, simplemente, la devastación del antiguo tejido urbano y la destrucción de la continuidad edilicia por una arquitectura de ruptura, que muchas veces es mediocre e individualista.

El problema de los límites es muy serio porque involucra toma de decisiones y éstas están relacionadas con la importancia de la realidad local para imponer restricciones.

Los criterios para definir los límites no son precisos y muy a menudo parecen haber sido ampliados o restringidos con bastante elasticidad.

El principal y, con frecuencia, único criterio ha sido el de restablecer una jerarquía en el tiempo: el límite establecido por la presencia de edificios coloniales ampliado a su área inmediata. Con esto parecería que el pasado se detuvo allí y que todo aquello posterior no forma parte de nuestro patrimonio cultural. Pero esta actitud no valoriza toda producción posterior y que es parte de nuestra historia y patrimonio.

Por ello es necesario establecer escalas de las áreas históricas para poder tener criterio, lo más adecuado posible, cuando se actúe en cada una de ellas.



ESCALAS DE LAS AREAS HISTORICAS


Existen diversas categorías de áreas históricas en función de sus diferencias cuantitativas y cualitativas; Así tenemos las siguientes categorías:



POBLADOS HISTÓRICOS:

Por lo general son centros de servicios de áreas rurales combinados con alguna función administrativa menor y actividades comerciales no especializadas.

La mayoría de sus habitantes están vinculados a las actividades agrícolas como productores intermedios o peones.

Algunos poblados históricos fueron centros mineros de importancia, cuyo crecimiento se detuvo por la disminución del valor del mineral.

Debido a su escasa superficie y población, y a su lento crecimiento demográfico, presenta características físicas bastante homogéneas, a veces en toda la extensión del pueblo.

El paisaje natural está presente desde cualquier punto del poblado formando un marco natural.

Ejem: Pisac, OIlantaytambo, etc.


CIUDADES HISTORICAS:


Son ciudades históricas cuando sus características testimoniales abarcan la casi totalidad de la aglomeración, que pudo retener los aspectos físicos más importantes de su paisaje urbano y cierta continuidad de los usos del suelo.

La mayoría de las ciudades históricas están aisladas de las regiones más dinámicas del país.

Incluso, algunas ciudades históricas, están enclavadas en áreas económicamente estancadas desde hace muchas décadas, y en muchos casos no están conectadas con caminos pavimentados a la red nacional de carreteras.

Ejem: Cajamarca, Ayacucho, Huancavelica, etc.


CENTROS HISTORICOS:


Son áreas de valor cultural y arquitectónico que forman parte de un área metropolitana o ciudad de considerable población, que posee complejas y diversificadas funciones, y una densidad demográfica importante.

Constituyen el área central de aglomeraciones urbanas de antigua fundación que han experimentado el creciente impacto de la urbanización actual.

Las Normas de Quito (1968) ha definido a los centros históricos como: “Todos aquellos asentamientos humanos vivos, fuertemente condicionados por una estructura física proveniente del pasado, reconocibles como representativos de la evolución de un pueblo”.

En determinados casos el centro histórico alberga funciones administrativas de escala nacional como en Lima, Quito, Bogota, Santiago de Chile, etc.

La superficie de los centros históricos varia: puede ser significativa, prácticamente un distrito en una aglomeración metropolitana ó cubrir unas cuantas manzanas.

Uno de los requisitos esenciales de los centros históricos es el de poseer un núcleo social y cultural vivo; en tal sentido la idea de “ciudad museo” aparece nítidamente contrapuesta a la exigencia de revalorar un centro histórico.


CONJUNTOS HISTORICOS:


Se trata de un grupo de edificaciones de valor arquitectónico urbanístico o arquitectónico rural, que se encuentran aislados por destrucción de la trama adyacente o por congelación de su crecimiento.

En las grandes áreas metropolitanas y ciudades encontramos este tipo de conjuntos históricos que suelen conservarse por su valor testimonial o simbólico.

Los conjuntos históricos los podemos dividir en:


A.- Ambientes Monumentales : Cuando el grupo de edificaciones pertenecen a la traza urbana de la ciudad.
Ejem.: Plazoleta de la Buena Muerte y Plaza del Cercado, ambas en Lima.


B.- Conjunto Monumental : Cuando el grupo de edificaciones conforman una unidad arquitectónica independiente.
Ejem.: Convento de Santa Catalina en Arequipa y el Puericultorio Perez Aranibar en Lima.



MONUMENTOS ARQUITECTÓNICOS Ó UNIDADES HISTÓRICO-ARTÍSTICAS


Unidades de edificaciones de diversa complejidad, de valor histórico ó estético, que se han considerado relevantes y, que en general cuentan, en todos los países, con protección legal.

Es oportuno señalar que dicha legislación, o los criterios de aplicación, suelen ser excluyentes: se amparan los edificios donde ocurrió algún acontecimiento histórico y, a veces, los de algún valor estético, ó se los protege en función de su antigüedad sin valorar el patrimonio arquitectónico desde una óptica cultural mas amplia.

Un criterio lógico para su conservación, sería el de estudiar la conveniencia de preservar edificios que señalen la evolución de los modos de vida y costumbres culturales de cada momento histórico de una ciudad. Así como el de conservar ciertas obras que expresen la evolución social de los distintos sectores de la población (conventillos, casas de inquilinato, quintas, edificios escolares, edificios bancarios, estaciones de ferrocarril, etc.).

Los espacios urbanos, calles o plazas, y el paisaje natural son parte indisoluble de la correcta compresión del monumento ó del conjunto arquitectónico.

Además de su valor implícito como obra u objeto artístico, la arquitectura (conjunto ó monumento) encierra valores culturales y sociales que expresan modos de vida, tradiciones, hábitos y costumbres de la sociedad que la realizó y la utilizó en diversas etapas de su historia.



FUNDAMENTOS DE LA CONSERVACION Y REVITALIZACION DE LAS AREAS HISTÓRICAS


Las razones esenciales para preservar las áreas históricas son de índole cultural, aunque a ellas pueden agregarse motivos sociales y económicos.

La capacidad de proyección histórica hacia atrás y hacia delante de los hombres es estimulada por la lectura o la interpretación de los testimonios culturales.

Un gran error son los intentos de congelamiento de estas áreas, sobre todo de los centros históricos, en determinado momento histórico, privilegiando e implantando una arquitectura fuera del contexto del presente y condenando las manifestaciones tangibles legadas por períodos distintos del arbitrariamente elegido. (Montaje de arquitectura escenográfica en Centros Históricos).

La presencia de un conjunto de testimonios arquitectónicos recrea la vigencia del pasado.

El monumento arquitectónico y el conjunto urbanístico son un a síntesis de la acumulación de las acciones de los hombres y, por ende, la prueba sedimentada y física de su expresión cultural.

La preservación del patrimonio arquitectónico-urbanístico, como elemento de cultura, exige poner en primer plano la protección de la gente residente y de la vitalidad integral del área histórica.

Asimismo, una acción de contenido cultural no puede despreocuparse de la preservación de formas de la cultura viviente, tal como las actividades artesanales, las actividades recreativas y las religiosas tradicionales, llevadas a cabo por la población del lugar.

La edificación y el espacio urbano, sin esa vida variada y mutable que siempre ha tenido, mueren irremediablemente.

En el caso de los Centros Históricos, por ejemplo, se deberá buscar una racionalización del uso de los espacios para el desarrollo del conjunto de la ciudad.

La recuperación de los Centros Históricos debe hacerse con la población que hoy los habita.

La población permitió que aún existan, pues lo que no es vivido es lo que mas se destruye.

No se debe llegar a extremos de tugurizaciones, ni de los espacios museos.

La recuperación de los niveles de calidad de vida adecuados en la ciudad, el sentido de identidad y pertenencia de la población respecto a su habitat, las manifestaciones de una escala comunitaria de vida; son valores que obtendremos con el rescate de nuestras áreas históricas, siempre que la participación social de la población sea la palanca decisiva de revitalización de los mismos.